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Rosh Hashaná: Rey de todo excepto ti (La coronación de Dios)

Estamos a días de la festividad de Rosh Hashaná, el momento de la coronación de Dios como rey del mundo. ReconocerLo como el monarca universal suele ser la parte fácil, lo difícil, paradójicamente, es aceptarLo como la autoridad de nuestras propias vidas.

por Jonathan Berim – Twitter: @jonathanberim

Hace más de tres décadas, la pluma de Juan Carlos Calderón y la voz de Luis Miguel llevaron al número uno el tema que es referido en el título de está nota: “Tengo todo excepto ti”. Pero bien podría ser la declaración Divina a la hora de escuchar nuestra repetida proclama llamando a Dios a reinar sobre el mundo entero.

A la hora de anunciar la unicidad de Dios en la plegaria del Shemá Israel con la palabra “ejad” (“uno”), la ley judía establece (Shulján Aruj O”J Cap. 60) que debemos relacionar nuestras intenciones (“kavanot”) con el valor numérico de las letras de dicha palabra: la letra “alef” vale 1, la “jet” vale 8 y la “dalet” vale 4. Recordando así que Dios es único, gobierna sobre el Cielo (que se divide en 7) y sobre la Tierra y, dentro de está última, sobre los cuatro puntos cardinales. ¿Queda algo afuera?

Texto del Shemá Israel en hebreo

Uno de los rezos más populares de Rosh Hashaná incluye la declaración que dice: “Hashem melej, Hashem malaj, Hashem imloj leolam baed” – “Dios reina, Dios reinó y Dios reinará por toda la eternidad”. Surge claramente la pregunta del desorden temporal: la declaración comienza por el presente, luego viaja al pasado y termina con el futuro. ¿No podía estar ordenada cronológicamente?

Naturalmente buscamos eximirnos de las situaciones que nos comprometen. Casi como el niño que escucha a la maestra decirle a la clase que deben estudiar más y lo único que piensa es que se refiere a los demás y no a él. Funciona como una evasiva natural y automática al esfuerzo

Lo mismo nos ocurre de grandes con nuestras obligaciones. Cuando decimos el “Shemá” pensamos en Dios como amo y señor de todas las galaxias del espacio exterior y hasta de los puntos más recónditos del planeta Tierra. Pero no lo asociamos con nuestro propio hogar ya que eso sería comprometernos a un cambio en nuestro modo de vida.

Es por eso que, conscientemente, nuestros sabios cambiaron los tiempos en el rezo sobre el Reinado Divino. Es muy importante lo que pasó y lo que pasará, pero más importante (y comprometedor) es el presente, por eso lo pusieron primero en la lista.

Cuentan que un hombre humilde fue enrolado en el ejército del zar de Rusia y parte de la ceremonia de ingreso era jurar fidelidad al país y al zar. Así fue que el oficial que lo recibió le dice: “Está dispuesto a entregar su casa por Rusia y por el zar”. “¡Si, mi capitán!”, respondió sin dudarlo. “¿Está dispuesto a entregar su vaca por Rusia y por el zar?”. “¡Si, mi capitán!”, volvió a responder. “¿Está dispuesto a entregar su gallina por Rusia y por el zar?”. “¡No!”, gritó desesperadamente. “No entiendo”, le dijo el capitán, “la casa y la vaca que son bastante caras, está dispuesto a entregar pero la gallina, que es mucho más económica, ¿no?”. A lo que el conscripto respondió ingenuamente: “Miré, casa y vaca no tengo, pero gallina sí”.

La inmensidad del universo

Es muy fácil comprometer lo que uno no posee. Lo mismo es declarar a Dios como Rey del «mundo mundial». Son afirmaciones que no tienen ningún efecto práctico en nuestras vidas. Esto no es lo que buscamos en Rosh Hashaná sino todo lo contrario. Queremos mejorar como personas, ser mejores, cambiar para bien. 

Esto se logra con un Dios vivo y cercano, un Dios al que le importa lo que hacemos, un Dios que sea en la práctica del día a día Nuestro Rey.

¡Feliz 5783 para todos!

Esta entrada tiene 2 comentarios

    1. jonathanberim

      Refua shlema

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