Preguntas: El secreto para un correcto aprendizaje

 

Existe en el mundo de la Torá, una frase muy difundida que es: “Una buena pregunta, es la mitad de la respuesta”. ¿Cuál es el sentido de esta frase? ¿Existe entre la pregunta y la respuesta una relación mayor a la simple conexión que establecen en cualquier diálogo?

En esta frase radica uno de los principios básicos para la educación del ser humano y la incorporación de nuevos conceptos. Igual que en la construcción física es necesario cavar cimientos para luego, construir con estabilidad; el cerebro humano necesita poder asimilar la pregunta como propia para poder después, aprehender la respuesta. Una “buena pregunta”, una pregunta cuya inquietud pasa a ser ‘mi’ inquietud; lleva a anhelar mucho más el encontrar la respuesta. Permite disfrutarla en mucho mayor grado y que la misma perdure en el tiempo en nuestra memoria.

Es esta una de las ventajas del estudio de la forma en que lo plantea el Talmud. No sólo es cuestión de encontrar las respuestas sino de entender y asimilar en cada paso de la discusión las preguntas que van surgiendo.

Por el contrario, la falta en la aplicación de la idea en cuestión, conlleva a distintos problemas en el aprendizaje que podemos ver en la educación tradicional. En ésta última, el docente se convierte en un emisor de información y los alumnos, por la obligación de progresar en el sistema, deben pasivamente captar la mayor cantidad de la misma y recordarla (por lo menos hasta el examen). Reciben las respuestas a preguntas que nunca tuvieron y, por lo tanto, no suelen aprender los conceptos a largo plazo.

Con los conocimientos, al igual que con los placeres en general, el vacío previo, la falta, y el deseo, llevan a un mayor disfrute a la hora de conseguir la completitud buscada.

Existe la mitzvá (precepto) activa de narrar la salida de Egipto en la noche de Pesaj y este relato debe realizarse mediante la pregunta y respuesta. Los hijos preguntan, los padres responden. ¿Y si alguien no tiene hijos? La esposa pregunta, el marido responde. ¿Y si uno se encuentra solo? En ese caso, él mismo debe realizar las preguntas y luego contestarlas. Rav Jaim Shmulevich (Sijot Musar 5731 97) enseña en base a esto la importancia de las preguntas; son las preguntas la forma de despertarse y inquietarse. Ante un concepto (independientemente de la novedad que implica) el sistema de pregunta y respuesta permite incorporar la totalidad del mismo.

Hoy en día, lamentablemente, es mucha la gente que vive por inercia. No busca ser intelectualmente activo sino transigir con la realidad de la forma menos llamativa posible. No es esto lo que quiere Dios de nosotros. Nos dotó de inteligencia para que, en la medida de nuestras aptitudes, busquemos aumentar nuestro conocimiento y vivir acorde al mismo.

El judaísmo en sí es una forma de vida llena de sabiduría y respuestas a los distintos interrogantes que la vida plantea. Depende de nosotros dar el primer paso haciendo (y/o asimilando) las preguntas.

Jonathan Berim
Twitter: @JonathanBerim

‘Prólogo del Traductor’ del libro ‘Preguntas’ que, B”H, será publicado pronto por BerimArts.

Esta entrada tiene 3 comentarios

  1. lucia lebwohl

    esta selebracion es para nosotras los judios muy importante por fin yegamos haser libres.

  2. David Szeinuk

    El judaismo ensena a preguntar y a dudar y a aprender.
    Para mucho judio de hoy en dia, la respuestas estan prefijada y siempre son las mismas. Y si quieres discutir con el Rabino se considera blasfemia y no sabiduria. El judaismo debe volver a ser creativo y no estancado.

    1. jonathanberim

      Estimado David, la primera afirmación es correcta. La segunda no me consta, te recomiendo buscar buenos ejemplos a los que acercarte, con el respecto adecuado, plantear tus incógnitas. Si el maestro es digno de tal título, sabrá responderte o ayudarte a hallar la respuesta. Jag sameaj!

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